Roma como herramienta del fascismo italiano

Roma como herramienta del fascismo italiano

“ROMA COMO HERRAMIENTA DEL FASCISMO ITALIANO” MESA MALDONADO, RAFAEL ALEJANDRO METODOLOGÍA E HISTORIOGRAFÍA DE LA ARQUEO

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“ROMA COMO HERRAMIENTA DEL FASCISMO ITALIANO” MESA MALDONADO, RAFAEL ALEJANDRO METODOLOGÍA E HISTORIOGRAFÍA DE LA ARQUEOLOGÍA CLÁSICA MÁSTER EN PATRIMONIO HISTÓRICO Y LITERARIO DE LA ANTIGÜEDAD

INTRODUCCIÓN Históricamente, el fascio -como su nombre indica- es una revivificación absolutamente cautivadora para todo aquel que guste de la historia romana, del viejo espíritu dictatorial de la Loba.1

Los fasces, de donde proviene la voz “fascismo”, eran un conjunto de varas atadas con un hacha en uno de los extremos que mostraba el poder fáctico de los magistrados de la Antigua Roma para decapitar o castigar, utilizándose como símbolo de autoridad.2 Ésta es una de las múltiples simbologías que utilizará Mussolini y el fascismo italiano durante su emulación de lo que un día fue el Imperio Romano. Como sabemos, el fascismo entra en la vida pública europea tras la Primera Guerra Mundial y se alza como alternativa a las corrientes liberales, socialdemócratas y comunistas en algunos países, tomando el poder a través de la propaganda y el miedo, aprovechando las dificultades y descontentos del periodo de entreguerras. El caso que analizaremos es el de Italia y el fascismo de Mussolini, el primero de todos estos. Con las palabras del texto citado al comienzo, el escritor francés Léon Daudet, presunto simpatizante de los fascismos, resume una de las principales características de la ideología de la dictadura de Mussolini: la evocación a la Roma clásica, al imperio, a la expansión, al orden y a la disciplina, todo para legitimar un régimen dictatorial en la Italia de la primera mitad del s. XX. En este trabajo trataré de hacer un esbozo parcial para poder entender las bases de la búsqueda de legitimación en la Antigüedad romana, el porqué de su fuerza y el funcionamiento de la historiografía y la arqueología al servicio de la propaganda del aparato mussoliniano.

1

Daudet. L. L’Action française, 31 de octubre de 1922. Traducido y transmitido al castellano en Hernández Sandoica (1992). 2 McFeaters (2007), p. 53-54.

ROMA EN EL DISCURSO FASCISTA El fascismo de Mussolini necesitaba buscar y encontrar un sentimiento de unidad para Italia donde el régimen y su máximo representante fuesen sus garantes. Un sentimiento que aunara a todas las clases sociales y dejara de lado la desaparición de libertades y la limitación de la capacidad de intervención del individuo, un nacionalismo exacerbado3. Para ello, debían vincular a Italia con un pasado triunfal y grandioso, creando un orgullo por pertenecer a su descendencia4, con aires de conseguir volver a ser lo que fuimos. Este gran precedente debía ser el Imperio Romano, construyéndose una correlación identitaria entre lo romano y el nuevo régimen, convirtiendo la cultura clásica como “necesaria y hegemónica” para la propaganda fascista: la romanità. 5 El culto a la romanità no es una invención del aparato fascista, sino que ya había servido como hilo conductor durante las campañas coloniales italianas de 1911-1912 y en el periodo de entreguerras, para conseguir una cohesión estatal. Y es que ya de antaño existía cierta asunción de los italianos de ser los herederos “orgánicos” de la Antigüedad romana.6 En un principio, Mussolini no trata la Antigüedad clásica como tal, sino que reúne una serie de ideales creativos y poderosos de la Roma clásica. Ideales como “el bien de la patria, el respeto al mos maiorum (a los ancestros), la asunción del orden jerárquico o la misión civilizadora”7, todo ello pasando a través de la Iglesia Católica y el Renacimiento, hasta la Italia contemporánea.8 Como analiza Visser, teniendo en cuenta estos anteriores pasos, y observando el lugar que ocupaba la historia romana en la enseñanzas primaria y secundaria como parte de la nacional italiana, el fascismo aprovechó esa base ya bien cimentada por conservadores y reaccionarios para sus propósitos.9 En 1919, en su obra Opera Omnia, Mussolini equipara la dignidad con lo romano, tomando siempre pensamientos que pueden dilucidarse en la obra de Mommsen, como apunta Nelis.10 En uno de sus discursos más famosos, “Passato e avvenire”, Mussolini asocia a los italianos con los antiguos ciudadanos romanos: 3

Hernández Sandoica (1992), pp. 20-21 y 28. McFeaters (2007), p. 53. 5 Canfora (1991), p. 72. 6 Aicher (2000), p. 118. 7 Cita textual de Duplá Ansuátegui (1999), p. 351. 8 Visser (1992), p. 7. Duplá Ansuátegui (1999), p. 351. 9 Visser (1992), pp. 6-7. 10 Nelis (2007), pp. 401-402. 4

Rome is our point of departure and reference; it is our symbol or, if you wish, our myth. We dream of a Roman Italy, that is wise and strong, disciplined and imperial. Much of what was the immortal spirit of Rome, resurges in Fascism: Roman is the Lictor, Roman is our organization of combat, Roman is our pride and courage: Civis Romanus sum.11

También observamos cómo habla de una “Italia romana”, “imperial”, con las connotaciones que conlleva. El carácter imperialista es otro de los puntos clave para la búsqueda del paralelo romano, el hambre expansionista, con continuas visiones de éste como fines del Estado. Siendo todo ello visto en su Roma antica sul mare, donde deja a un lado el poder marítimo de la Roma Clásica para hacer una oda al expansionismo romano como guía a lo que debe ser el Estado italiano fascista,12 y la universalidad. “Somos ciudadanos romanos”, clama finalmente Mussolini, buscando la legitimidad del aparato fascista y sus acciones en el concepto de ciudadanía de Cicerón. Éste defendía que todos los seres humanos necesitan vivir en sociedad y bajo un derecho basado en las “leyes naturales”. Según el político y orador, los romanos habían encontrado el sistema adecuado para ello, la República, y su misión era la de “civilizar” a las personas de lo que se iría convirtiendo en el Imperio Romano13. Esto era lo que vendía Mussolini a los italianos para justificar la guerra colonial en Etiopía, de forma que allí donde vayan, los conquistados querrían aspirar a ser ciudadanos italianos para poder estar al mismo nivel que los conquistadores, asimilándolo también al fenómeno de la “romanización”, entendiéndolo como algo intrínsecamente beneficioso para el país invadido, como vemos en las siguientes declaraciones de Mussolini: Fascist Italy, like Rome before, transforms the conquered lands into images of itself, and for this reason sends its best men there. [...] Its subjects do not ask for autonomy, but, with pride, Italian citizenship14.

11

Discurso de Benito Mussolini, “Passato e avenire” de su Opera Omnia, 18, 160-161. Traducción en inglés de Nelis (2007), p. 403. “Roma es nuestro punto de partida y referencia; es nuestro símbolo o, si lo preferís, nuestra leyenda. Soñamos con una Italia romana, sabia y fuerte, disciplinada e imperial. Mucho de lo que era el espíritu inmortal de Roma resurge en el Fascismo. Romano es el lictor, romana es nuestra organización militar, romano es nuestro orgullo y nuestro coraje: Civis Romanus sum”. 12 Canfora (1991), p. 85-86, el autor habla de varios ejemplos de publicaciones y revistas arqueológicas de la época; Nelis (2007), p. 403. 13 Para conocer más sobre el punto de vista de Cicerón, acudir a su obra De Officiis. 14 Discurso de Mussolini recogido en su Opera Omnia, 27, 84. Traducción en inglés de Nelis (2007), p. 404. “La Italia Fascista, como anteriormente Roma, transforma las tierras conquistadas en imágenes de sí misma, y por eso envía a sus mejores hombres [...] sus súbditos no piden la autonomía, sino, con orgullo, la ciudadanía italiana”.

De hecho, aunque otros utilizan la vinculación de los italianos antes que Mussolini, como es el caso del Renacimiento, la diferencia es que el entendimiento del sacrificio del individuo por la patria se transforma en la subordinación del individuo al Estado como dice el propio Duce en uno de sus famosos eslóganes: “Tutto nello Stato, nulla fuori dello stato, nulla contro lo Stato”,15 es decir que todo debía hacerse en la vía del Estado, gerente del bien común. Además de ello, también suma el uso de la agresión estatal como parte de esa herencia romana. Todo se hace posible al gran orgasmo de propaganda a través de medios de comunicación, cartelería, libros, arquitectura, ceremonias públlicas, sellos, cinematografía, educación, etc. Y por supuesto, la utilización de símbolos y la arqueología16. Otro punto de vista es la propia imagen de Mussolini como líder de esta nueva época Imperial, que va variando a través del tiempo y del desarrollo de su potestad. La Marcha de Roma en octubre de 1922 tras la que el futuro dictador consigue el poder del gobierno es equiparada con las dos de Sila, tras las guerras civiles contra Mario, y la de César en el 49 a. C., durante la guerra civil contra los pompeyanos. Visser comenta cómo Mussolini pudo ser representado como el líder que se levanta contra el liberalismo italiano, el que cruza el Rubicón para aportar a Italia una vía hacia el poder mundial17. Joseph Goebbles, Ministro de Propaganda del nazismo, muestra esa imagen de líder contra las corrientes del mundo: Mussolini ha abierto así a la Italia contemporánea su ruta. Y contra una humanidad bajo la plena y entera supremacía del liberalismo, ha osado por vez primera el experimento de encuadrar a los hombres en marcos radicalmente renovados, de proponerles incluso un ideario social y nacional nuevo. Su máximo mérito histórico se anota aquí: que, a través de revolución política tal, ha demostrado al mundo, de manera original, el teorema de la posibilidad de desmantelamiento del marxismo […].18

Vemos cómo Mussolini lleva adelante esa “revolución política”, imponiéndose al liberalismo y al comunismo, levantándose contra lo establecido y buscando una nueva vía, como Sila y César se levantan contra el régimen de cada momento con éxito, implantando un nuevo régimen a través de la fuerza por el bien de Roma, bajo sus puntos de vista.

15

Eslogan del régimen fascista recogido en Aicher (2000), p. 118. “Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”. 16 Aicher (2000), pp. 118-119. 17 Canfora (1991), p.83. Visser (1992), p. 6. 18 Goebbels (1936), Nosotros los alemanes y el fascismo de Mussolini. Traducción al castellano reproducida en Hernández Sandoica (1992), pp. 64-65.

Sin embargo, conforme avanza el desarrollo del gobierno fascista, la representación de Mussolini debe buscar nuevos referentes, ya que el levantamiento se ha hecho, buscando nuevos personajes similares que puedan darle una mayor legitimidad y no como golpista, buscando una afiliación mayor con la idea de dirigente de un imperio, como podemos ver en este discurso del cardenal Schuster en 1938: Las condiciones de Roma tras los Idus de marzo pueden compararse a las desastrosas condiciones económicas de Italia tras Caporetto. Pero, así como la divina Mens envió a Octaviano, del mismo modo en Italia surgió el hombre providencial [Mussolini], el hombre de genio, que salvó al Estado y fundó el Imperio […]. Si el emperador Augusto hubiese leído los Anales del gobernador Quirino de Judea, hubiese encontrado el nombre de aquel poderoso Numen que le hubiera llevado al triunfo: ¡Jesucristo! […] Pero la historia posee unos maravillosos recursos. Tras dieciséis siglos, henos de nuevo con una nueva marcha sobre Roma y con otro edicto de paz religiosa (después del de Constantino). Dios ha querido dar también al Duce un premio que aproxima su figura histórica a los grandes espíritus de Constantino y de Augusto, volviendo a ceñir, gracias a Benito Mussolini, a Roma y al Rey con un nuevo floreciente laurel imperial de la pax romana.19

Mussolini es visto como el gran hombre que logrará hacer “florecer” a Italia, buscando correlaciones con nuevos grandes personajes de Roma, cambiando a Sila y César, vistos como dictadores y no aceptados por una parte de la sociedad20, por Augusto y Constantino. Estos son emperadores, individuos con plenos poderes que logran estabilidad en el clima político romano y momentos de auge económico tras las tempestades de la incertidumbre. Augusto es el creador del gran Imperio Romano, que acaba con las guerras civiles constantes y da cuerpo a la idea de imperio21. En una sociedad plenamente católica como la italiana en estos momentos y buscando el apoyo de las clases populares, el fascismo fundamenta su apoyo en la Iglesia. Es por eso por lo cual se hace necesario nombrar a Constantino como el otro gran líder romano que reunifica el Imperio Romano y, ahora sí, apuesta por la religión cristiana, continuadora de los valores romanos según la doctrina fascista22. Mussolini también se intentará igualar con Eneas y Rómulo, portando la imagen de gran fundador, al igual que hizo el propio Augusto.23

19

Discurso del cardenal Schuster del 25 de febrero de 1937. Traducción de Canfora L. (1991), p. 74, de la versión en italiano en La scuola del gerarchi de Daniele Marchesini (Milán, 1976). 20 Fugate Brangers (2013), pp. 126-127. 21 Visser (1992), p. 14. 22 Canfora (1991), p.73. 23 McFeaters (2007), p. 54.

LA ARQUEOLOGÍA Y LA HISTORIOGRAFÍA AL SERVICIO DE MUSSOLINI Para desarrollar esta vinculación Fascismo-Roma no sólo se recurre a la población sin educación, sino también a la intelectualidad, a la que adoctrina en el fascismo. Nace la visión fascista de la Historia, fundamentada en la romanità, creando un “cientificismo” y una metodología impregnados del subjetivismo del régimen, y controlada por sus instituciones24. Todo comenzó cuando, tras la Marcha sobre Roma (1922), un grupo de investigadores creó la revista Roma. Ésta tenía como base el hablar de la memoria de la ciudad con un diálogo simple y fluido, con vistas a llegar a una audiencia amplia y no sólo la especializada. Se estudiaba el pasado de Roma, así como reportajes de actualidad, materializando una unión del pasado con la vida diaria, convirtiéndose en un altavoz de la romanitá25: Here, past and present truly stand alongside one another and are interwoven, and from this, [Roma] draws strength and courage. The immediate presence of ruins, of monuments from every era, of every civilization and every faith, this intimate cohabitation . . . should be . . . a spur keeping us awake, everywhere and always. Encircled by these walls, we must not be lethargic and somnolent custodians of trinkets and pretty things, but rather industrious workers in thought and deed, who rejoice in renewal and resurrection, surrounded by the ghosts of a past that should not oppress us, but comfort us with its voice and hearten us with its beauty.26

Muchos de estos expertos acabaron fundando el Instituto de Estudios Romanos (ISR) en 1925. Aunque en un principio los investigadores eran simplemente de tinte conservador, desde el principio Mussolini irá atrayendo e imponiendo a la asociación la ideología fascista, convirtiéndose paulatinamente en un organismo del régimen de forma extraoficial. Su fin era controlar las líneas de las investigaciones de la época clásica, además de responsabilidades específicas como eran coordinar otras instituciones italianas culturales, económicas e intelectuales de Roma, así como facilitar las interacciones entre investigadores italianos y extranjeros27. Su relación 24

Visser (1992), p. 9; Nelis (2007), p. 396-397. Arthurs (2012), p. 29. 26 Preludio de Roma 1.1, 1-2, traducido al inglés por Arthurs (2012), pp. 29-30. “Aquí, presente y futuro se presentan uno junto al otro y están entretejidos, y de esto, [Roma] obtiene fuerza y valor. La presencia inmediata de ruinas, de monumentos de todas las épocas, de toda civilización y toda fe, esta íntima convivencia . . . debería ser . . . un estímulo que nos mantenga despiertos, en cualquier lugar y momento. Dentro de estos muros, no debemos ser vigilantes letárgicos y somnolientos de baratijas y cosas bonitas, sino trabajadores laboriosos que se regocijan en la renovación y la resurrección, rodeados de fantasmas de un pasado que no debe oprimirnos, sino reconfortarnos con su voz y animarnos con su belleza”. 27 Arthurs (2012), p. 30; Canfora (1991), p. 86. Painter (2005), p. 5. McFeaters (2007), p. 58. 25

con el Estado será inconsistente en sus primeros años, y no tendrá financiación directa hasta 1933, queriendo mantener esa imagen de menor control, de presunta independencia. Uno de los pensadores que potenciará la romanità será Giuseppe Bottai, colaborador recurrente de la revista Roma y asiduo del ISR. Él fue uno de los ilustres defensores del carácter unificador de la ciudad de Roma, conectándolo, además de con la Antigüedad, con la Iglesia Católica, estabilizadora religiosa de la Edad Media, y con el Renacimiento y las nuevas líneas de corriente unificadoras en torno a la capital. Basándose en estos pensamientos, veía al fascismo como el unificador del país y de su historia como una sola, sustituyendo la división de clases del régimen liberal por un nacionalismo exacerbado28. La primera gran publicación del ISR será la Enciclopedia Romana, además de múltiples monografías y estudios que respaldarán temas acordes a la realidad política del momento para apoyar las ideas del gobierno29. Un ejemplo de ello es el artículo “Africa Romana”, que se publica durante las guerras en Libia y Etiopía, buscando aumentar el fervor nacionalista italiano ante la contienda y garantizar el apoyo de la ciudadanía30. Otro estudio importante fue el de la Storia di Roma, una historia de Roma de treinta volúmenes desde los orígenes de la ciudad hasta el gobierno del régimen fascista. El proyecto tenía el fin de renovar el espíritu romano entre los lectores. Los investigadores extranjeros eran mantenidos al margen, al ser considerados parciales frente a los locales, debido a los intereses de defender sus propias patrias ante la majestuosidad imperial romana. La obra entonces toma la labor de unir toda la historia de las civilizaciones italianas a un nexo común: Roma. Sólo seis de los volúmenes fueron publicados hasta 194131. La arqueología fue muy importante durante el reconocimiento de símbolos. Si recogemos el ejemplo de los fasces que tomamos al principio del ensayo, el régimen cuidó que el modelo que tomara el partido fuera el más representativo de la Roma Clásica, acudiendo a un arqueólogo que estudió el desarrollo del objeto durante el periodo de dominación romana, sustituyendo el utilizado hasta el momento. Era según el propio Mussolini,

28

Arthurs (2012), pp. 34-35. Arthurs (2012), pp. 30-31. 30 Canfora (2007), p. 87. 31 Arthurs (2012), p. 36-37. 29

un “símbolo de unidad, fuerza y justicia”. Su diseño apareció en monedas y ya en 1927 fue acogido como emblema en multitud de obras públicas. 32 El 21 de abril, fecha histórica de la fundación de Roma fue también tratada con especial fervor, convirtiéndose bajo el gobierno fascista en una de las fechas más importantes del calendario italiano, repleta de solemnidad e invocaciones místicas emulando a la Antigua Roma y tejiendo un nexo con los poderes y la esencia de ella.33 Otro ejemplo es el saludo fascista. Se trata de un salido con el brazo alzado en posición diagonal al cuerpo y con los dedos estirados mirando hacia abajo. En ninguna fuente literaria clásica se nos habla de este saludo, que aparece únicamente en algunos monumentos de conmemoraciones de victorias en campañas militares como son los arcos de Tito y Constantino y las columnas de Trajano y Marco Aurelio. Parece ser que no existe una relación conclusa entre el saludo fascista y cualquiera de estos ejemplos como “saludo imperial”34. Una de las primeras afirmaciones académicas de esta correlación aparece en La vie Quotidienne à Rome à l’Apogée de l’Empire (1940) de Jérôme Carcopino, un historiador francés que asume el saludo en el contexto de los gladiadores: The gladiators […] marched round the arena in military array […] They walked nonchalantly, their hands swinging freely, followed by valets carrying their arms; and when they arrived opposite the imperial pulvinar [boxed seat] they turned toward the emperor, their right hands extended in sign of homage, and addressed to him the justifiably melancholy salutation: “Hail, emperor, those who are about to die salute thee. Ave, Imperator, morituri te salutant!”35

Como vemos, todo aquello que pudiera ser utilizado como propanganda era usado sin atender a su autenticidad histórica, sino que su utilidad dentro del entramado ideológico del régimen era más importante.

32

McFeaters (2007), p. 53-54. Cita de Mussolini recogida en Aicher (2000), p. 119. Aicher (2000), pp. 119. 34 Sobre la controversia con el saludo fascista y sus posibles orígenes en Roma: Winkler, M. (2009), “Saluting Gestures in Roman Art and Literature” en The Roman Salute, The Ohio State University Press, Columbus, 17-41. 35 Fragmento traducido al inglés recogido en el trabajo de Winkler (2009), pp. 37-38. “Los gladiadores […] marchaban por la arena en formación militar […] Caminaban despreocupadamente, con sus manos balanceándose libremente, seguidos por ayudantes que portaban sus armas; y cuando llegaban frente al pulvinar imperial se giraban hacia el emperador, sus manos derechas extendidas en señal de respeto, y le dirigían justificadamente el saludo melancólico: “Saludos, emperador, aquellos que van a morir, te saludan. Ave, Imperator, morituri te salutant!” 33

ROMA COMO ESCAPARATE Uno de los principales proyectos de Mussolini fue el utilizar la ciudad de Roma como la imagen de la nueva Italia Fascista. El contraste entre modernizar la ciudad y recuperar las estructuras romanas del subsuelo estaba muy presente en el programa político y social del régimen, con excavaciones en los distintos foros y reestructurando la ciudad alrededor de monumentos, dejando espacio para poder admirarlos. Los programas de recuperación eran constantes durante el régimen. Uno de los arqueólogos encargados de estas extracciones arqueológicas fue Corrado Ricci, el cual llevo a cabo las excavaciones del Anfiteatro Flavio y el Foro Romano, de 1928 a 1939, que también dio lugar a otros yacimientos cercanos como el de los Foros Imperiales de César y Trajano y el Foro de la Paz. Estos descubrimientos moverán a Mussolini a crear una calle, llamada en su momento Via dell’Impero (hoy, Via dei Fori Imperiali), que conectará el Coliseo con la Piazza Venezia, uniendo la Antigüedad con el Renacimiento visualmente36. La idea de crear esta conexión es anterior al fascismo, los planes anteriores consistían en pequeñas calles que dejaran el barrio, lleno de edificios históricos, apenas intacto. Sin embargo, la construcción de la gran avenida se tradujo en la demolición del barrio al completo, desocupando a los habitantes y enviándolos a unas casas a las afueras, para poseer una ruta triunfal para desfiles militares. Fue ornamentada con estatuas múltiples de réplicas romanas, tres mapas en mármol de la progresiva conquista romana a través de diferentes momentos de su historia, seguido de uno más mostrando las incorporaciones de la Italia fascista, mostrándose de nuevo como continuadora de esa herencia; todo ello rodeado por los distintos foros romanos que se excavarán y expondrán en la zona. Ocurrió lo mismo con la antigua Via del Mare, que fue restructurada para ser la salida monumental hacia Ostia, como proclamación de la reentrada de Italia al liderazgo del Mediterráneo37: [We must] liberate the trunk of the great oak from all that still constrains it. Create space around the Mausoleum of Augustus, the Theater of Marcellus, the Capitoline, the Pantheon. All that has grown up over the centuries of decadence must disappear […]. Also liberate the majestic temples of Christian Rome from parasitic and profane constructions. The millennial monuments of our history must loom in necessary solitude.38 36 37 38

Agnew (1998), pp. 233-234. McFeaters (2007), p. 55-56. Frugate Brangers (2013), p. 125. Aicher (2000), pp. 120-121.

Mussolini, Opera Omnia, vol. 22, 47, traducido al inglés en Arthurs (2012), pp. 50-51. “Debemos liberar el tronco del gran roble de todo lo que aún lo constriñe. Crear espacio alrededor del Mausoleo de Augusto, el Teatro de Marcelo, el Capitolino, el Panteón. Todo lo que ha crecido durante siglos de decadencia debe desaparecer […] También liberar los majestuosos templos de la cristiandad romana de parasitarias y

Aquí vemos ese deseo de intentar mostrar la continuidad de Roma con la de la Italia fascista, con la Roma Imperial a través de los reflejos de esos monumentos milenarios, junto con las iglesias, símbolo de la prolongación de esa etapa en la figura de la Iglesia Católica con base de poder en la ciudad y en la virtus romana Uno de los monumentos ninguneados y utilizados, como hemos visto en el recurso anterior, será el Mausoleo de Augusto. Tras un estudio del edificio por parte de los arqueólogos Colini y Giglioli, cuyos testimonios son lo último que nos queda sobre las condiciones del monumento tras su hallazgo en 1907. Giglioli vio el potencial del edificio para acrecentar la asociación de Mussolini con Augusto, permitiendo así también la conservación del edificio. Sin embargo, los planes de Mussolini seguían siendo la majestuosidad, así que autorizó la destrucción de sus alrededores, con las iglesias colindantes y el amurallado medieval que lo rodeaba, así como la reconstrucción poco fidedigna del monumento para convertirlo en una sala de conciertos. Además, se incorporó a su lado el Ara Pacis reensamblado y sacado de su contexto junto con la Res Gestae Divi Augusti escrita en el podio en el que se emplazó el monumento. Todo ello para continuar el paralelismo entre Mussolini y Augusto.39 Y es que, aunque se redescubren multitud de estos restos arqueológicos, para la construcción de la ciudad a la imagen que tenía Mussolini en la cabeza y su monumentalización, autorizó la destrucción de barrios, monumentos menores y edificios con elementos de época clásica y sobre todo medieval, vendiendo o utilizando en otros lugares los materiales constructivos aprovechables. Además, los hallazgos no eran catalogados correctamente y, si no se encontraba suficientemente interesante, el objeto era descartado, con personas trabajando sin formación adecuada en arqueología. Al régimen no le importaba la utilidad histórica ni el conocimiento del pasado, sino la adecuación del pasado a su programa político, amoldado para acomodarse dentro de la ideología del partido. 40 Todo era simplemente un escaparate, un medio de propaganda del régimen. Acompañando este interés de Mussolini por la arquitectura romana, debemos añadir la construcción de nuevas edificaciones públicas con motivos romanos, como son el Palazzo dei Congressi y el Palazzo della Civiltà profanas construcciones. Los monumentos milenarios de nuestra historia deben poder apreciarse en necesaria soledad”. 39

Para conocer mejor el asunto del Mausoleo de Augusto, consultar Frugate Brangers (2013), pp. 125-135. 40 Lancaster (2000), p. 11. McFeaters (2007), p. 56-58.

Italiana (o “Colosseo Quadrato”), intentando asimilar al dictador con Augusto, como gran constructor, todos ellos encuadrándose en la zona de la Esposizione Universale di Roma (EUR), tomando el nombre de la exposición donde se presentaron los diseños de los edificios que allí se presentan. El calificativo “universal” casa con las ambiciones expansionistas del fascismo de las que ya hemos hablado, donde los bocetos clasicistas y monumentales fueron los de mayor éxito en los planes urbanísticos del dictador41. El proyecto parecía ser intentar que Roma siguiera siendo policéntrica y añadiendo una nueva ciudad con zona monumental, conectada toda por el transporte público42. La máxima representación de esta situación se ve en el proyecto del Foro Italico o Foro de Mussolini, un complejo deportivo inacabado que se situaría en la zona del Campo de Marte, al norteste del núcleo de Roma, para conmemorar el nuevo imperio que se logra con la conquista de Etiopía (1936). La potenciación de lo deportivo era parte del programa fascista, buscando similitudes con el culto al cuerpo de los que querían ser herederos directos, los romanos. Esta práctica también era llevada a cabo por el régimen nazi de Hitler. Lo compusieron, en diferentes etapas de construcción, el Stadio dei Marmi, el Estadio Olímpico, y un obelisco conmemorativo entre ambos. La iconografía de los edificios del complejo tiende a un ideal claramente grecorromano, con numerosos edificios alrededor, grandes avenidas y esculturas, incorporadas tras la Segunda Guerra Mundial a los complejos deportivos o abandonadas y finalmente eliminadas, como un proyecto de estatua de la cara de Mussolini monumental. El gran obelisco que Augusto mandó traer de Egipto y que preside el Foro Italico estaba destinado a ser una representación de la conquista próxima de Egipto que comenzaba con Etiopía43:

IMP. CAESAR DIVI F. AUGUSTUS PONTIFEX MAXIMUS IMP. XII COS XI TRIB. POT XIV AEGYPTO IN PROTESTATEM 41

Danesi, Patetta (1976), p. 174. Ghirardo (2015), p. 71-74. Fraticelli (1982), p. 358. Agnew (1998), pp. 235-236. 43 Aicher (2000), pp. 124-129. 42

POPULI ROMANI REDACTA SOLI DONUM DEDIT.44

Podemos ver cómo Augusto donaba al dios Sol este obsequio tras la conquista de Egipto por parte del pueblo romano; un trofeo de la expansión romana en tiempos augústeos con la que Mussolini quiere familiarizar el nuevo proceso de conquistador de la Italia fascista. Mussolini deseaba ser el nuevo dominador del orbe, a la imagen de emperadores como Augusto y Trajano.

44

Transcripción de uno de los obeliscos egipcios de época de Augusto, ahora emplazado en la Piazza del Popolo, en Aicher (2000), p. 129.

CONCLUSIONES El fascismo de Mussolini necesitaba utilizar un elemento de cohesión social y eligió la evocación al pasado grandioso de la Antigua Roma para encontrar un nacionalismo exacerbado conectando la civilización romana como herencia de los italianos, una ideología siempre presente en la sociedad italiana desde el Renacimiento, pero consiguiendo un refuerzo de la idea del individuo como parte del Estado. Este culto a la romanità, a ese pasado grandioso que les pertenece, permitió al gobierno fascista legitimar su ambición de conquista, calificándola de civilizadora hacia el ideal universalista que muestra Cicerón, justificador del avance de la Roma Clásica, además de otros como el poner al régimen estatal por encima de todo, que asegura la obediencia de una población que renuncia a sus libertades cegados por estos antiguos principios adulterados por el fascismo para aclimatarse a sus propósitos y ambiciones. Mussolini se dibuja como salvador de un régimen liberal desestabilizado que no funcionó, equiparándose con distintos personajes históricos a lo largo de su trayectoria de gobierno según su posición política, desde un “liberador” como César como se muestra en este principio, a un “estabilizador” como Augusto, la persona que, tras un periodo oscuro de caos político, quiere devolver la grandeza de los viejos tiempos como guía del éxito. Esta imagen la logra a través de los discursos y la escenificación, del control de los medios y la propaganda exacerbada en todos los ámbitos En lo arqueológico, el régimen desea alienar a los intelectuales con el Estado fascista, consiguiéndolo a través de las instituciones gubernamentales que controlan las publicaciones académicas que ahora, además, están dirigidas al público general, con el objetivo de adoctrinar en este punto de vista poco lógico o historicista, evocando al sentimiento de la vuelta a “tiempos mejores”. Aunque es una época brillante para la arqueología de la ciudad de Roma, con la excavación de joyas monumentales de época romana, está mancillada por la destrucción de muchos barrios con construcciones medievales y renacentistas que no encajaban en los planes urbanísticos de Mussolini, con grandes avenidas desde donde dar discursos a las multitudes, hacer desfiles militares y dar visión a los monumentos de identificación de la romanitá. Así podemos observar cómo la arqueología y los estudios historiográficos son tratados como medios al servicio de la dictadura para, como fin último, presentar una visión majestuosa de la ciudad que represente los ideales del régimen.

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